viernes, 4 de marzo de 2011

Capítulo I : Acometida adolescencia.

Allí estaba él, recién llegado a casa, con ganas de coger la cama y no pensar en nada mas.
El momento de karma, de la relajación de ese momento de soñar, de inventar tu propio sueño, de sumergirte y viajar por el mundo de los sueños.

Aquel ser poco racional, destapó la suave manta de su tan apreciada cama, lugar donde las preocupaciones y miedos se quedan a un lado, mil formas de pensar, libertad, perderse en la naturaleza extasiada por sus pensamientos y sueños nocturnos.

Cierra los ojos y empieza a soñar y guiar su propio sueño, de introducir esas notas de tranquilidad, humor, sensualidad y por qué no, unas gotas de amor ciego.

Aquel jovenzuelo alocado ansiaba en su sueño la soledad, el debatir el yo y el tú, también apoya la idea de que si aceptamos que la vida humana se rige por la razón, la posibilidad de vivir queda destruida.

Aunque siempre hay un pero, ese joven soñador y de poca experiencia no sabe lo duro, la otra acometida, y es que, en todos los sueños siempre hay algo que no se puede controlar, no es un 100% guiado por nosotros, siempre hay algo que nos termina liando más.

“Madurez a la vista.”

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